(…) Empece a estudiar ese material y me di cuenta de que los blueseros hablaban de hacer el amor. Y ahí estaba yo estudiando lo que hacían, pero sin sexo. O sea, en mi vida faltaba algo obviamente para ser un bluesero, tenía que ver que era que ese “jugo de limón que me corría por la pierna”. Y además, esos tipos vivían la vida, no estudiaban. Yo amaba el rock and roll, pero tenia que haber algo detrás del rock and roll. Tenía que haberlo. Naturalmente, descubrimos que era el blues. Todos pensabamos que había un agujero en nuestra formación y por eso volvimos a los años ‘20 y los ‘30, para ver cómo hacían las cosas Charles Patton, o Robert Johnson, el supremo (…)"
Fuente: Clarín del 2 de julio de 2009 , original de The Guardian
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AFROAMERICANAS
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